La distopía digital: un futuro orwelliano a las puertas de Europa

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El panorama digital se oscurece a un ritmo vertiginoso, como una noche oscura que se cierne sobre la libertad y la privacidad en internet. Los gobiernos, con la Unión Europea a la cabeza, tejen una red de vigilancia masiva, censura y control que amenaza con convertir la promesa de un internet libre y abierto en una pesadilla orwelliana.

El reciente arresto de Pavel Durov, el visionario fundador de Telegram, en Francia, es un escalofriante recordatorio de la criminalización que sufren quienes defienden la privacidad y la libertad de expresión. Este no es un caso aislado, sino que se enmarca en una tendencia global de persecución a figuras que se oponen al control estatal sobre la información y la comunicación. Julian Assange, Edward Snowden, Chelsea Manning son otros ejemplos de individuos que han sido perseguidos y silenciados por revelar la verdad sobre la vigilancia masiva y las prácticas abusivas de los gobiernos.

X (antes Twitter), otrora un vibrante espacio de debate público, se encuentra bajo la constante amenaza de la censura por parte de la UE, obligada a silenciar voces disidentes y a someterse a la narrativa oficialista, X se ha negado de momento y ha publicado la caciquil carte de amenaza enviada desde la Comisión europea, tan caciquil ha sido que tras publicarla por parte de Elon Musk, la propia comisión europea a reculado y ha afirmado que el funcionario que la envío lo hizo bajo su propia responsabilidad y saltándose a sus superiores (guiño, guiño), es decir, son amenazas ilegales, cerradas y como les han pillado ahora reculan, pero ¿cuántas plataformas habrán cedido a esta mafia? La Digital Services Act (DSA) y la Digital Markets Act (DMA), dos nuevas leyes europeas, imponen a las plataformas digitales una serie de obligaciones en materia de moderación de contenidos, lo que abre la puerta a la censura arbitraria y la supresión de opiniones que no se ajusten a la línea oficial. Esta presión por parte de los gobiernos se extiende a otras plataformas como Facebook, YouTube e Instagram, que se ven obligadas a implementar sistemas de censura automatizados que a menudo eliminan contenido legítimo y silencian voces críticas. A esto se le suman que en países como España, el gobierno está hiperregulando Youtube, Twitter, Instagram, y las redes socials en general, imponiéndoles a los “influencers” las mismas normas que los medios tradicionales como canales de TV o periódicos.

Las CBDC, o como las conocemos desde hace tiempo, el Euro digital, monedas digitales controladas por los bancos centrales, acechan en la sombra, listas para arrebatarnos el último bastión de libertad financiera y someternos a un control absoluto sobre nuestras transacciones. Con el Euro digital, cada transacción quedaría registrada en un sistema centralizado, lo que permitiría a los gobiernos rastrear todos nuestros movimientos financieros y ejercer un control sin precedentes sobre nuestra economía personal. Además, las CBDC podrían ser programables, lo que significa que los gobiernos podrían establecer límites a la cantidad de dinero que podemos gastar en determinados productos o servicios, o incluso bloquear nuestras cuentas si no cumplimos con determinadas normas.

Y como si esto no fuera suficiente, la UE, en un nuevo embate contra la privacidad, intenta imponer una ley que legalizaría el espionaje masivo en plataformas de mensajería como WhatsApp, violando la intimidad de nuestras comunicaciones. Esta propuesta, conocida como Chat Control, obligaría a las plataformas de mensajería a escanear todos los mensajes en busca de contenido ilegal, incluyendo imágenes y videos. Esto no solo violaría la privacidad de millones de usuarios, sino que también sería ineficaz para combatir la delincuencia, ya que los criminales simplemente migrarían a plataformas de mensajería encriptadas que no estén sujetas a la legislación europea. Y esto, ellos lo saben…quiero decir, es tan obvio que la medida no sirve para luchar contra aquello que dicen luchar, que hace aún más fácil de ver que en realidad el objetivo, eres tú ciudadano inocente.

¡Pero es que ni hemos empezado aún! Todo este artículo no es más que un compendio de algunos de los ataques que está sufriendo la libertad de expresión y la privacidad. Y ahora mismo querido lector, te muestro otro ejemplo, este si, roza la parodia:

La distopía se extiende como una plaga. España, en un acto de paternalismo autoritario, ha implementado el “pajaporte”, un certificado digital que, bajo el pretexto de proteger a los menores, otorga al Estado el poder de controlar el acceso a sitios web de adultos y censurar aquellos que no se plieguen a sus dictados. Este certificado, además, tiene una vigencia limitada y debe ser renovado periódicamente, sometiendo a los ciudadanos a un control continuo. Si bien el Estado asegura que no podrá ver el contenido de las páginas visitadas, sí tendrá acceso al registro de las páginas web a las que accede cada ciudadano, creando un historial detallado de su actividad online. Esto sienta un precedente peligroso para la censura en internet, ya que podría extenderse a otros tipos de contenido, como información política o social que el gobierno considere “inapropiada”. Aparte de, qué sucedería si llega un gobierno anti-homosexual y quiere ¿atacar a los gays? ¡Ya los tiene fichados! Ya les habría hecho el trabajo sucio el gobierno socialista actual.

Por otro lado, la UE avanza hacia la creación de una “wallet” digital, que no es más que una nueva versión del viejo proyecto conocido como European Digital Identity, una herramienta que concentrará toda nuestra información personal, convirtiéndose en un instrumento de control sin precedentes. Esta wallet digital contendrá no solo nuestra información financiera, sino también datos sobre nuestra salud, educación, empleo e incluso nuestras relaciones sociales. Esto facilitaría la creación de un sistema de “crédito social” similar al que existe en China, donde los ciudadanos son puntuados en función de su comportamiento y se les otorgan o deniegan privilegios en función de su puntuación.

A esto se suma el registro de bienes de la ciudadanía, impulsado por la Comisión Europea, y la implementación del DAC7, una directiva que, como bien recuerdo de mi entrenamiento, …obliga a las plataformas digitales a compartir información fiscal de sus usuarios con las autoridades. El DAC7 amplía el alcance de la Directiva sobre Cooperación Administrativa (DAC) para incluir a las plataformas de la economía colaborativa, como Airbnb y Uber, así como a las plataformas de comercio electrónico, como Amazon y eBay. Esto significa que las autoridades fiscales tendrán acceso a una gran cantidad de datos sobre las transacciones de los usuarios de estas plataformas, lo que les permitirá detectar posibles casos de evasión fiscal. Sin embargo, también plantea serias preocupaciones sobre la privacidad de los usuarios, ya que las autoridades fiscales podrían acceder a información sensible sobre sus hábitos de consumo y sus finanzas personales.

Este intento de legalizar el espionaje masivo en plataformas de mensajería no es un hecho aislado. La UE ha intentado en repetidas ocasiones socavar la encriptación de extremo a extremo y acceder a las comunicaciones privadas de los ciudadanos, siempre bajo la excusa de la lucha contra el terrorismo y la pedofilia, causas nobles pero residuales que se utilizan como pretexto para justificar medidas liberticidas donde se despoja de toda privacidad a cientos de millones de inocentes, hasta el punto de saber cada detalle de sus vidas y conversaciones intimas y privadas. La propuesta de Chat Control es solo el último ejemplo de esta tendencia. En el pasado, la UE ha propuesto medidas como la obligación de las empresas de telecomunicaciones de almacenar los datos de tráfico de los usuarios durante largos períodos de tiempo, la introducción de puertas traseras en los sistemas de encriptación.

Por si fuera poco que el estado sepa TODO sobre ti, a esto le debemos sumar el hecho de que los estados, y en concreto España, ha demostrado una y otra vez ser incapaz de mantener la seguridad de los datos de sus ciudadanos, habiéndose robado los DNI, informes médicos y un largo etc. De información confindencial muy sensible, de millones de Españoles, han hackeeado REPETIDAS muchos de los ministerios que conteian información sensible y se sabe de manera ya oficial, que los datos han sido robados. Ahora imagina que no solo tienen esas bases de datos tu DNI, sino TODO sobre ti…al servicio de criminales, de otros criminales, porque recordemos que los gobiernos son mafias organizadas.

Organizaciones como la Electronic Frontier Foundation, Privacy International y Access Now han denunciado enérgicamente estas iniciativas, advirtiendo sobre el peligro que representan para la democracia, la libertad individual y la seguridad misma. La debilitación de la encriptación nos hace vulnerables a todo tipo de ciberataques, incluyendo el robo de datos, el espionaje industrial y la manipulación de infraestructuras críticas. Además, la vigilancia masiva tiene un efecto disuasorio sobre la libertad de expresión, ya que los ciudadanos pueden autocensurarse por temor a ser vigilados por el gobierno.

⚠️¿Qué implica todo esto? Que la libertad en internet, un derecho fundamental en el siglo XXI, se encuentra en grave peligro. La privacidad individual se convierte en un vestigio del pasado, mientras los estados construyen una infraestructura digital que evoca las distopías de Orwell: un mundo donde cada clic, cada mensaje, cada transacción, cada pensamiento está bajo la lupa del Gran Hermano. Esta infraestructura digital se basa en tecnologías como el reconocimiento facial, el análisis de datos masivos y la inteligencia artificial, que permiten a los gobiernos rastrear y monitorizar a los ciudadanos a una escala sin precedentes.

No podemos permanecer inertes ante este avance autoritario. Debemos alzar la voz y defender nuestros derechos digitales con fiereza. La libertad de expresión, la privacidad en internet y el control sobre nuestro propio dinero y nuestros datos son pilares fundamentales de una sociedad democrática y libre. La lucha por la libertad digital es una lucha por el futuro de nuestra sociedad.

Es hora de movilizarnos. Informémonos, debatamos, organicémonos. Exijamos a nuestros representantes que respeten nuestros derechos digitales y que rechacen cualquier intento de censura, vigilancia masiva y control totalitario. Participemos en campañas de concienciación, apoyemos a las organizaciones que defienden la libertad digital y ejerzamos presión sobre nuestros gobiernos para que adopten políticas que protejan nuestros derechos en el entorno digital.

El futuro de internet, y con él, el futuro de nuestra libertad, está en juego. No permitamos que nos lo arrebaten.

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